Ayer caía en mis manos casi por arte de magia —últimamente no puedo ver nada de tv— uno de los fantásticos programas de «Imprescindibles» de la 2, nada menos que dedicado a Juana de Aizpuru. Me dio un vuelco el corazón y me inundó de recuerdos.
Pude conocerla con apenas 10 años al visitar su galería en Sevilla junto a mi madre, que quería comprar alguna pieza. Recuerdo que nos abrió la puerta ella misma y quedé fascinado. Mi madre, que luego me confesó que le parecía una mujer muy interesante, salió bastante decepcionada: en aquella época aún no le interesaba el arte contemporáneo y, finalmente, acabamos en Sadartys, otra de las galerías cercanas a casa y con obras mucho más convencionales.
Ella me pareció sencillamente alguien de otro mundo, un mundo que desde ese momento identifiqué como mío; rodeada de un halo especial y su cabello cardado con un volumen también artístico. Notó que quedé fascinado ante un cuadro de Gerardo Delgado y me preguntó «¿te gusta?». En un primer momento tan solo puede mover la cabeza asintiendo, pero armándome de valor conseguí decirle lo mucho que me gusta pintar y que incluso ya había ganado un concurso. Nunca olvidaré aquella mirada; «eso está muy bien, puede que seas un gran artista de mayor», me contestó con mucha dulzura.
Pasarían muchos años hasta que volví a coincidir con ella, cuando ya había fundado ARCO y por lo que empezó a ser conocida como ‘Juana de Arco’ entre sus colegas, artistas y coleccionistas. Precisamente en una de sus ediciones, cuando ya era alumno de la Escuela de Artes Plásticas y las valientes Nelida Nalda y MariPaz Ungethi organizaban viajes para el alumnado. Allí estaba, en su estand, con su inconfundible mirada, su cabello de color rojo y un llamativo collar.
Es tremendamente gratificante contemplar cómo una persona con tanta pasión y dedicación pudo alcanzar tal impacto en un ámbito tan peculiar como el del arte. Quizá este estupendo documental me emocionó especialmente pues no hace mucho inauguramos Kripties en Málaga y, en unas semanas, en Barcelona.
La historia de Juana de Aizpuru es una inspiración para todos los que estamos enamorados del arte contemporáneo. Su trabajo como galerista y su compromiso con los artistas representados han de ser reconocidos y admirados. Gracias a su visión, España se convirtió en un lugar donde el arte contemporáneo podía prosperar y crecer. Su papel como fundadora de ARCO, hoy en día una de las más importantes del mundo, no solo ha tenido un impacto significativo en la promoción del arte contemporáneo internacionalmente, abriendo caminos y creando oportunidades para muchos otros.
En estos días quisiera reconocerle y agradecerle abiertamente la importancia que ha tenido en mi vida.
Fernando Carmona.