Pablo Lara, escultor polifacético y de formación artística diversa e internacional, cuenta con exposiciones a lo largo del país y ha sido galardonado por su obra escultórica y fotográfica.
Si algo aprendí con la Gestalt es que la vida es un equilibrio de polaridades. Un continuo transitar de una otra sin un propósito, un fin, una meta, solo por el mero disfrute del camino. Esa es para mí la valentía, la fortaleza con mayúsculas: ser vulnerable, permeable a lo que acontece. Mi transitar ha sido un buscarle un espacio a Apolo donde poder ejercer la disciplina y el orden y un lugar de distensión y contemplación a Dionisio. Por eso elegí la ingeniería, por eso dejé de ejercerla, por eso empecé en la pintura, pasé por arteterapia, probar, probar, probar… Hasta llegar a la investigación escultórica, donde todo mi camino viene a confluir, donde Apolo y Dionisio parecen llevarse bien. Esculturas creadas como totems, trampas para atrapar mi realidad. En la plasticidad de la escultura puedo resumir y amplificar los dos conceptos que hoy me llaman: yo como Hombre, mis arquetipos internos, y los Resonadores Estéticos Jondos, aquello que subyace en mi raíces y necesita ser.