«Nací en Sevilla porque en Rota no se puede nacer; si no, sería roteño». Los orígenes de Bruno son de todo menos humildes: sus bisabuelos, de procedencia austriaca, tenían una tienda de muebles tiroleses en Madrid; su abuelo materno era banquero y el paterno, pintor, dedicándose a viajar por toda España pintando acuarelas y esculturas de cerámica. De padre arquitecto y madre decoradora le inculcó el arte desde pequeño, cuando le daba «clases de pintura y, sobre todo, de la vida». Desde entonces se dedica al arte en cuerpo y alma, actividad que ha intentado compaginar con otras muchas como panadero, oficinista, gestor… pero siempre es más poderosa en él la necesidad de sacar «eso que llevo dentro». Y es que «el arte es compartir, como la propia vida».
Bruno es un artista de calle y estudio. Fuera es donde le aparece la inspiración, donde está «la verdadera génesis de la obra». Y en su estudio, en su universo de soledad, da rienda suelta a su arte impulsivo, donde trabaja desde hace años bajo el Concepto Dögg The Artist.