ARTE Y BARBARIE
EL ARTE Y LA BARBARIE: UNA REFLEXIÓN NECESARIA
En el verano nos maravillamos con la pintoresca belleza de las playas, los atardeceres y las fiestas populares. Estas representaciones sublimes se ven reforzadas por las numerosas verbenas y ferias que se celebran en toda España, destacando el famoso San Fermín como un brillante ejemplo de lo típicamente español. Las maravillosas marinas de inspiración sorollesca nos transportan a recuerdos estivales lejanos. Sin embargo, hoy en día, a menudo nos horrorizan las construcciones gigantescas junto a las playas y la invasión de millones de turistas que dividen las orillas con sus coloridas toallas.
Lo mismo ocurre con las verbenas populares y el despilfarro taurino que se lleva a cabo en cientos de pueblos y ciudades, con todo tipo de corridas, encierros y otros creativos malos tratos. Es aquí donde debemos abandonar la visión pintoresca y reemplazarla por algo más dantesco.
No cabe duda de que la tauromaquia exhibe un maravilloso juego de tensiones y una fascinante paleta de colores, donde el rojo supone el más temido. Pero no podemos afirmar desde aquí que conmueva con esa fusión de drama, locura y arte.
Es innegable que la tauromaquia ha sido una fuente de inspiración desde hace siglos. Ha influido en nuestra herencia cultural, desde los primeros artistas de Knosos hasta grandes maestros como Goya, Mariano Fortuny y, por supuesto, Picasso. Sin embargo, en muchas ocasiones, lo pintoresco y lo dantesco van de la mano en este contexto. No pretendemos aburrir con una reflexión sobre las diferentes categorías estéticas, pero sí queremos reflexionar sobre lo estético y lo dantesco, que a menudo se interpreta con una perspectiva que nos lleva a lo romántico y finisecular, donde incluso el género bélico era considerado excepcional para mostrar la grandeza de los desastres de la guerra, como lo hizo el genial Goya, dotándolos de una brutal modernidad.
Es en este punto donde debemos plantear una pregunta crucial: ¿El arte justifica la barbarie? Si afirmamos que la tauromaquia es arte y ha sido representada por grandes genios a lo largo de la historia, ¿significa que debemos defenderla sin cuestionar sus implicaciones éticas? Si aplicáramos esa lógica, deberíamos también considerar la guerra como un arte aún más impactante y, sin embargo, no dejamos de condenarla y de impedir darle culto.
El arte es una expresión poderosa, capaz de transmitir emociones, reflexiones y críticas sociales, de ahí que reivindiquemos la libertad y la necesidad de no censurar las formas de expresión. Pero a la vez no podemos justificar la práctica de la crueldad y el sufrimiento que conlleva en nombre del arte. Como sociedad, es necesario cuestionar nuestras tradiciones y prácticas culturales para que el aprecio en la creatividad no blanquee el maltrato animal.